Escribe: Blasco Bazán Vera
Aída Vidal Arias de Gamarra, nació en Pataz el 23 de agosto de 1912 en el distrito de Chilia. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en Lima. Desde pequeña tuvo afición por las letras y años más tarde los diarios La Industria de Trujillo y El Comercio, La Prensa y Expreso, de Lima, divulgaron la obra literaria de esta escritora patacina. Julio Galarreta González, poeta huamachuquino, designa a Vidal Arias como “una mujer de gran sensibilidad e inquietud intelectual”.
Aída Vidal fue casada con Armando Gamarra, nieto de don Abelardo Gamarra Rondo “El Tunante” y, como siempre, a la par de su honda sensibilidad poética, se le unió el panorama telúrico de su tierra a la que tanto amó como lo hicieron Carlos Guevara Bocanegra, Clodomiro Guevara Vargas, Néstor Gastañaduí y otros escritores del ande liberteño cuyos poemas están cargados de sabor del lar natal.
Aída Vidal gran parte de su vida la vivió en la hacienda “Almapara” de su propiedad, sita en Parcoy. Esta hacienda estuvo considerada hasta antes de la Reforma Agraria de 1969, como la hacienda más grande de ese lugar. Aída absorbió el aire de su terruño y el ambiente campesino que la rodeaba. Su hacienda fue sembrada por trigo, papas y ollucos y estuvo poblada de una gran cantidad de ganado lechero que pastaba a la sombra de una gran cantidad de árboles frutales que se podían contemplar desde las orillas del Marañón. Los naranjos, chirimoyos, manzanos y platanares, eran el deleite de esta escritora que así se alimentaba del suave aroma de los frutos que acrecentaban más su fina sensibilidad.
La amabilidad, cortesía, inteligencia, era el trinomio de cualidades morales que amparaban su persona. En su hacienda se dice que guardaba muchos apuntes originales sobre la historia de la vida administrativa y política de Parcoy así como la forma en que los españoles dividieron ese compartimiento. Su voz, suave, unas veces; pasó al tono ronco y expresivo cuando dramatizaba un acontecimiento. Gozó de muchas comodidades pues su hacienda era atendida en lo interno por gran cantidad de servidumbre como: Tejedoras, lecheras, hiladoras, cocineras, lavanderas, etc., que recibían por lo general el trato amable y delicado de nuestra escritora.
Su vida la pasó viajando entre Trujillo y Lima en compañía de sus 8 hijos. EL año de 1996 pocos meses de su muerte, sacó a luz un libro titulado “Mi Patria es muy linda se llama Perú” que lo dividió en seis partes: 1) Poemas dedicados a la Patria, 2) De carácter didáctico, 3) De historia, 4) De hogar y escuela, 5) Sobre el hombre y 6) Poemas que cantan a los pueblos donde sobresale el dedicado a Chilia, su lugar natal.
El ambiente en que desarrolló su personalidad, como decimos, llena de comodidades, no lo distanció del indio. Su alma creadora, de poeta auténtica, le hizo brotar bellos versos para el indio al que sin lugar a dudas comprendió gracias a la asentada sensibilidad que tenía en sí misma.
Aída Vidal Arias de Gamarra murió en Trujillo el 5 de mayo de 1996 y como dijo Humberto Miranda Loayza en el diario La Industria del 6 de junio de 1996. “Ha dejado de existir la escritora Aída Vidal Arias, quedando un vacío en las letras periodísticas y una profunda simpatía entre los que la conocimos; con su personalidad impregnada de inquietud poética y enamorada de la inmensa variedad geográfica, de sus silentes cumbres, de sus sonoros ríos, de sus campiñas y de los pueblos en general de las regiones andinas”.
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