martes, 30 de octubre de 2007

Elio Otiniano Mauricci

Escribe:Blasco Bazán Vera

Rescatar del olvido el sinnúmero de escritores que ostenta la Región La Libertad, es tarea ardua, un tanto fatigosa pero que no deja de ser tierna por el objetivo que persigue.

Venimos rescatando muchísimos autores liberteños entre los que hay algunos a quienes jamás los hemos leído. Entonces, pues, la tarea de lanzarlos a luz lleva una significancia relevante cual es arrancarlos de donde están postrados y ponerlos en la vidriera de nuestra humanidad.

Otros de nuestros olvidados escritores es Elio Otiniano Mauricci, nacido en Trujillo, la Libertad, Perú, el año1930. La calidad literaria de Otiniano lo ha hecho incursionar en el mundo de la poesía, la novela, el cuento y la pintura, sobresaliendo con ventaja en cada uno de esos campos.

Elio Otiniano que además es un distinguido magistrado y acucioso periodista, el año 1958 la Universidad Nacional de Trujillo le editó su primer libro titulado “Plenitud del Ser” que contiene nada menos que tres poemarios: “Tristezas Ígneas”, “Anillos de Eternidad” y “Plenitud del Ser”, cuya característica es meditar el desarrollo del hombre y su enmarañado mundo interno y misterioso y compararlo con la evolución del universo físico del firmamento.

Tiempo después sacó a luz su sentido y tierno poemario “Densidad Terrestre” donde nos permite aquilatar la valía poética de Elio al entregarnos en este libro el poema Equilibrio de lo Cierto que aparece en la Pág. 46, que nos permite observar la filosofía de la que hace gala nuestro vate cuando escribe:

EQUILIBRIO DE LO CIERTO

En un vértice de azul la corola la renace/Metálica de labio y de interior./Lo poblado en el reloj se hace nube/Y raíz toma el equilibrio de lo verde.//Ahora lo cierto es un eco rubio de tarde/ Que sólo se torna centro cuando llora.//Para no ser margen/Lo humano se llena de impávida bocina/Música de una sola nota inconfundible.//Y es una boca que solamente tiene sol/Por donde desagua la grandeza./Si todo fuera de color de tiempo/ Nadie se abriría los ojos en un libro.


Otiniano Mauricci a partir de 1962 pasó a radicar en Chiclayo donde siguió produciendo libros los mismos que fueron presentados sin falta alguna en el pueblo que lo vio nacer. Entre estos destacan “Raíces Fulgurantes” de tierna y sentida poesía. En 1968 saca a luz su libro “La Ventana del Alba” que es uno de los más logrados por la estructura que le da y que contiene 7 cuentos y una novela corta titulada “El Iluso”. Sobresale nítidamente su cuento titulado “Retrospección” donde Evaristo Buendía, personaje principal de esta narración aparece como un sólido ser pensante, decidido a enfrentar la realidad con las armas de la prudencia. Otiniano hace gala de su filosofía y traslada a Evaristo a buscar su propio destino. En ese buscar recibe el aletazo de una gaviota desconocida que le susurra al oído la respuesta a sus devaneos haciéndole conocer que Evaristo tiene la dicha que brinda una sonrisa, un espejo donde mirarse, el árbol que le da sombra, la fuente que apaga su sed y el fuego que aviva su pasión.

Demostrando que estamos frente a un prolífico escritor, Elio Otiniano publicó su libro “De pies sobre la tierra” que es una prosa de denuncia social. Sin tregua alguna nos obsequia su poemario “Árbol de resonancias” y nuevamente nos deslumbra con su otro poemario titulado “Hermosa Dimensión”. Elio Otiniano Mauricci sigue produciendo en Chiclayo sin olvidar su Trujillo a quien visita constantemente.

Enrique Marquina Cabero

Escribe: Blasco Bazán Vera

Enrique C. Marquina Cabero, nació en Trujillo el año 1860. Llamado el “Poeta Burgués” pues brotó de la más rancia burguesía trujillana para pasar sus últimos años en la ciudad de Lima dentro de la pobreza, la vejez y el abandono. El año 1874 fue distinguido como alumno del colegio San Juan junto a sus condiscípulos Gavino Casiano, Nemecio Salcedo, Máximo Huidobro, Andrés Carranza, Miguel Acosta, Cristian López, Manuel Zurita y Jorge Cuadra, exonerándoseles los derechos de matrícula.

Cultivó la música y sus descendientes también lo hacen tal como el prestigioso músico, compositor y Director de Orquesta Pietro Marquina Cabanillas quien fuera Director del Coro del Ilustre Colegio de Abogados de La Libertad.

Enrique Celinabel Marquina Cabero fue un reflexivo periodista y poeta cuyos versos aparecieron sucesivamente en revistas y diarios del entonces, como en fue periódico literario de Trujillo “La Primavera”.

Su vida la pasó como Secretario del Concejo Prov. De Trujillano al que le sirvió 30 años, empleo en cuyo trato diario, le enseñó a conocer diversas personalidades que fueron formándole un concepto de la vida humana. Fue Primer Presidente del Congreso Regional de Norte, y, en calidad de parlamentario logró aprobar la llamada “Ley Marquina” que tanto benefició a la ciudad de Trujillo donde realzamos la instalación del monumento de la Libertad de la actual plaza de armas.

Fue muy amigo de don Jacinto Valderrama, padre del músico Carlos Valderrama Herrera, quien vivía en la calle Alfonso Ugarte de Moche, casa más tarde habitada por la egregia figura del escritor José Eulogio Garrido Espinoza por la que se le conoce como “Casona Garrido”.

Fue Director, en 1887, del diario “El Independiente” de Trujillo, clausurado en 1895 por motivos de índole político. Otras poesías de él, aparecen impresas en el semanario literario “La Primavera” fundado en 1887 por Celso Santelices Márquez y Raúl Edmundo Haya de Cárdenas.

Marquina visitó con mucha frecuencia y afecto el famoso “Callejón de las Tapias” de Moche que eran tendales o cabañas habitadas por los mocheros. Estas usuales visitas a la que no le faltaba portar su lira que la tocaba maravillosamente, le hizo componer en 1903 su “Romance del Pueblo de Moche” con la música del profesor Artidoro Cruzalegui Lozano, que fue hallado en 1930 en los archivos de la casa parroquial por el cura del lugar José Mallada Gozá y luego difundida por el historiador mochero don Hermógenes Sachún Cedeño. La campiña mochera lo llevo a escribir el poema titulado: LA HORA DEL CREPUSCULO. Que dice: ¡Qué hermosa es la vida agreste!/ ¡Qué tranquilidad! ¡Qué paz/! ¡Qué encantos tan inefables/ Son los del rústico hogar!/ En él, nada de fricciones /En él, nada de falaz /Todo honradez y alegría/ Y noble sinceridad.//El alma allí se dilata/Y si antes no supo amar, /La mujer de la campiña/ Al gran amor la abrirá!

Marquina, encontrándose en la ciudad de Lima, pobre, viejo y abandonado, pulsaba su lira dedicando bellas composiciones a sus amigos que dejó en Trujillo. Entre estas composiciones figura una dedicada a Telmo Zegarra Andrade y otra a la hermana de éste, doña Delia Zegarra Andrade de Demarco que dice así:

¡Cuándo le agradezco/ Los sones de su arpa,/Para lo mismo Delia/ Que no valgo nada!/¡Gracias Señorita!/¡Gracias, gracias!/De los dos, las arpas/A Dios alcanzaremos,/Delia nuestras almas.

Sentida composición que delata el estado anímico de Marquina en sus últimos años, falleciendo en Lima que el 1º de septiembre de 1951.

Flavio López Solórzano

Escribe: Blasco Bazán Vera

Flavio López Solórzano, nació en Huamachuco, La Libertad, Perú el año 1930. Hijo de don Manuel López Gutiérrez y de Teófila Solórzano. Sus estudios primarios los realizó en la Escuela 260 de Huamachuco, luego pasó a Lima realizando sus estudios superiores en la Escuela Nacional de Arte Escénico.

Actor de Radio-Teatro, Publicista, ha realizado muchos cortometrajes. Premiado en Moscú. Amigo de los Reyes Carlos y Sofía. Conoce el mundo de la TV. Viajero constante. Fundador de innumerables revistas. Conoce casi todo el mundo. Muy pocos como él para conocer el tratado sobre una lidia de toros. Ha publicado cuatro poemarios, también un compendio sobre Sánchez Carrión al que agregamos su obra narrativa “Crónica de un Recuento”; su trabajo teatral “Vamos a Juicio” y su hermosa novela “Atrapados en un Casino”.

Sus poemarios “Séptima Luz”, “Trilogía”, “Matices de mi Tránsito” y “Zona de Neblina”, están verdaderamente logrados. La firmeza de sus apreciaciones y la contundencia de sus ideas nos hacen reconocer la valía poética de este escritor huamachuquino.

Leyendo sus libros sacamos como conclusión que cada uno es un pedazo de su existencia lo que bien vale decir que ahora López Solórzano es producto de lo que siempre buscó: Superación a toda costa. Es tal vez, la poesía de su libro “Matices de mi Tránsito” quien nos radiografía la personalidad de este escritor. Lo escrito en él nos permite conocerlo con aproximada exactitud. En él, la lozanía y la franqueza del carácter que posee López aflora con inusitada nitidez.

El poema titulado “Cholo Mendrugo” es una exacta pincelada que grafica la personalidad de nuestro vate. Quien lea este poema y también los demás libros en prosa, en teatro, en novela, encontrarán que todos están marcados por el objetivo de ir alcanzando una personalidad sumergida en la realidad que convierten a nuestro escritor en un ser positivo y superior que trata a la vida con la sensatez propia del nacido para ser grande sin dejar de ser humilde. “Cholo mendrugo” dice:

Soy... un cholo /con aires argentinos /pero soy pues de aquicito no más; /del Perú jondo. //Soy cholo, /pero uso lentes. //Soy cholo afrancesado /en el vestir /uso traje gris brillante /saco cruzado; de solapas /elegantes, y zapatos de una /sola pieza, /pero mi media está rota /y el fundillo está parchado. //Soy un cholo que quisiera /tener bigotes y patilla /pero me sale unas cuantas barbas /y me pierdo saludando /en las calles soleadas /de neblina en primavera. //¿Pobre cholo. Pobre Lima! /Me saltan las montañas; /con su rugir de lluvia /y su canto de verdes pajonales...Quisiera ser cholo parloteador, /entrador, jodido, pendenciero /y rebelde /pero termino señalando fruta /en el mercado.

Su obra en teatro “Vamos a Juicio” es una comedia musical tremendamente polémica cuyos parlamentos son largos en el que la Biblia juega un importante papel en la idea de cada personaje que lleva a quien lo lea a sumergirse en un interesante viaje de reflexión pues Dios y en Diablo están como espada sentenciosa en cada escena.

Por otro lado su novela “Atrapados en un Casino” es un producto de las andanzas del autor por los casinos de metrópoli limeña a quienes de tanto visitarlos logra descubrirles sus secretos produciéndose hazañas interesantes que nos permite al culminar la lectura esgrimir una disimulada sonrisa por la sagacidad lúdica con que López Solórzano presenta su lucha contra las máquinas bien llamadas tragamonedas que fascinan y terminan engañando a quienes las frecuentan pensando en convertirse en millonarios... pero que al ser jugadas contra Flavio López terminan rendidas, doblegadas, pues nuestro escritor que con poco ardid y mucha sabiduría culmina tragándoselas a aquellas.

Flavio López Solórzano radica actualmente en la ciudad de Lima donde sigue escribiendo y distrayendo su espíritu en las corridas de toros, arte que domina con mucha profundidad.

El Poema Oculto de Cesar Vallejo

Escribe:Blasco Bazán Vera

El estudioso Hugo Arias Hidalgo acaba de descubrir un poema jamás inserto en libro alguno que hable sobre César Vallejo. Sin duda alguna, este descubrimiento enriquece todo lo que se diga y se siga diciendo y escribiendo sobre nuestro vate universal.

Al Instituto de Estudios Vallejianos de Trujillo que preside y dirige el Dr. Adolfo Alva Lescano, nos ha llenado de profunda satisfacción este descubrimiento que alimenta gratamente al mundo intelectual porque se trata de un poema, mejor dicho, del primer poema escrito por el vate santiaguino.

Grande fue la sorpresa de Arias Hidalgo quien estando por Cerro de Pasco, el año 2003, recolectando datos para un trabajo académico en el “Minero Ilustrado”, se topó con un poema que lo deslumbró al comprobar luego que se trataba del primer poema dado a luz pública perteneciente a César Vallejo.

El poema que lleva por título “SONETO” apareció el 6 de diciembre de 1911 en el Nº 782 del vocero “El Minero Ilustrado” de Cerro de Pasco. Vallejo había llegado a esa ciudad andina en mayo de 1911 acosado por múltiples urgencias económicas, que logran, en parte, ser aliviadas al desempeñar como preceptor de los hijos de Domingo Sotil miembro de la alta sociedad cerreña.

Pero, este poema habría pasado desapercibido si es que no se hubiera contado con la disponibilidad de la Universidad Ricardo Palma que rectora el estudioso Iván Rodríguez Chávez, al publicarlo sin retardo alguno acompañado de una deslumbrante nota apreciativa del prominente vallejista, Dr. Edmundo Bendezú Aibar.

Hoy damos a conocer esta pieza literaria resaltando una vez la brillante inteligencia de Vallejo quien siempre estuvo dispuesto a emprender grandes obras como lo hacen los grandes genios. Sorprendámonos al notar que Vallejo contando, solamente con 19 años de edad, había ingresado a escudriñar los campos del soneto cultivados y apropiados solamente por la calidad literaria del español Marqués de Santillana y en el Perú por Martín Adán.

Para Vallejo, introducirse en los predios del soneto no fue una temeridad sino una valentía. Él, sabía que era inteligente. Ya antes, en Trujillo, había deslumbrado a sus amigos, memorizando y recitando un poema que Oscar Imaña Sánchez le leyó y que luego no pudo acordarse cuando quiso recitarlo ante el inaugural Grupo Norte reunido en el atelier de Macedonio de La Torre; o, no permitiendo que sus condiscípulos sean recesados en la asignatura de Química en la Universidad trujillana al prepararlos debidamente contra el tiempo que los ganaba; o, también observando que César Vallejo era el estudiante universitario poseedor de las más altas notas en aprovechamiento.

Este poema primigenio descubierto por Hugo Arias Hidalgo al que Vallejo conscientemente le puso como título “SONETO”, dice así:

El día toca a su fin. De la cumbre
de un enorme risco baja el rebaño
pastor garrido, que con pesadumbre
toca en su quena un yaraví de antaño.

El sol que lento cae, con su lumbre
dá un tinte de misterio y de tristeza
á un campo de solemne soledumbre.
La aura pasa suave. La noche empieza.

La choza pastoral está á la orilla
de un río de corriente silenciosa;
hila en la puerta una india candorosa.
………………………………………
Después los labradores en cuadrilla
rendidos se recogen a la choza
………………………………………
Dá las seis el reloj de una capilla……

Parodiando las mismas palabras de su autor, diremos que, sobre César Abraham Vallejo Mendoza, hay, hermanos, todavía, muchísimo que decir.

Julio Chinchayán Rázuri

Escribe:Blasco Bazán Vera

Nuestro escritor nació en el distrito de Pacasmayo, Provincia De Pacasmayo, La Libertad, Perú, el 29 de julio de 1929. Fueron sus padres don Ernesto Chinchayán Huamán y doña Angélica Rázuri Esteves.

Chinchayán, hizo sus estudios primarios en su tierra natal y sus secundarios en San Pedro de Lloc. Tuvo estudios universitarios en Trujillo en la Facultad de Odontología, carrera que no concluyó para dedicarse como empleado y llegar más tarde a ser honorable funcionario en el Banco Agropecuario en Pacasmayo y luego graduarse de Abogado.

Su eterna inquietud lo ha hecho ser partícipe directo en la fundación de muchas instituciones culturales en su pueblo, tales como el Club Deportivo Cultural “Sport Rayo” y la “Asociación Cultural José Carlos Mariátegui”.

El 25 de agosto de 1969 editó su primer libro titulado “ABISMOS Y ESPERANZAS”, donde él mismo anota que “Los sentimientos escritos en verso, son la expresión de momentos de tristeza y alegría, de ansias, inquietudes que en momentos de la vida nos dicta el corazón.

No hay mejor poesía, que la que sale de lo más hondo de nuestros ser; lo que sentimos y sufrimos en carne propia y lo dejamos estampado como manifestación del espíritu. Todos somos los poetas de nuestra vida, algunos los grabamos en un libro, otros, egoístas, quizá la conservamos en los cofres eternos de nuestro interior”.

Estas cuantas palabras a manera de autoprólogo, casi de un tono etéreo y espiritual, nos hace avizorar a un poeta cuya poesía está nutrida de un lenguaje propio y decisivo.

Su prologuista, el escritor sampedrano Luís Cabos Yépez, afirma de Chinchayán que ha leído con espíritu reflexivo el manojo de versos que le alcanzó Julio Chinchayán Rázuri y tras escudriñar en cada uno de ellos, ha ido, Cabos, compenetrándose de un sentimiento de amor que va “in crescendo” desde el poema inicial hasta el último.”

Esta nota prologal que alcanza Cabos al autor de “ABISMOS Y ESPERANZAS” tiene mucho de cierto. Quien leyera el libro a través de sus sesenta y seis páginas va a coincidir con esta afirmación de “in crescendo”. . Veamos el poema titulado:

GOZAR Y SUFRIR

Las luciérnagas del alma/dan chispazos de alegría/sonríen ante la dicha/ante el amor se redimen.//Y cuando impera la tristeza/sus alas laten pesadas/su tenue luz se dormita/se abrigan en el dolor.

Esta es la manera típica de escribir de Julio. Se sublima y embelesa de tal forma, que nos lleva de la mano a lo metafísico, a lo eterno, con sus versos salpicados de ternura; y más tierno se vuelve aún, cuando simula la pérdida temprana de su madre.

En otros versos, canta a la naturaleza con cierta curiosidad, empleando diminutivos como: “miradita”, “saltitos”, “blanquita”; que por supuesto no demuestra la carencia del lenguaje poético sino la delicadeza con que tiñe sus versos empapándolos con una ternura de expresión admirable como lo demuestra en el fragmento del poema “NOCHE DE LUNA” cuando dice: …/ .../Y sabe dar miraditas/con saltitos centegueantes/alumbrando la fortuna/de los bravos navegantes//…/.../Cuando la luna es redonda/blanquita y escandalosa/…

Así transita la obra “ABISMOS Y ESPERANZAS” llevando en cada uno de sus versos: Matices de recuerdos, amores, reconciliaciones y juramentos. Desparramando remembranzas, rupturas amorosas y sentencias.

Andres Aguirre Lynch

Escribe : Blasco Bazan Vera

Es escritor nació en Salaverry, Trujillo, La Libertad, Perú, el 29 de noviembre de 1936.
Hijo de Luís Aguirre Huamanchumo y Ricardina Lynch de Aguirre. Su inquietud intelectual la demostró desde muy niño. Fue un excelente alumno tanto en la primaria como hasta culminar sus estudios superiores. El año 1974 junto a Manuel Álvarez Haro publican sus inquietudes en un libro titulado con el nombre de “Chunas”. Andrés, publicó diez poemas adornados de una belleza sensitiva. De calidad literaria. De dominio del lenguaje. De profundo amor a la naturaleza. No era para menos. Este poeta, codeado con lo mejor del intelecto trujillano no había dado a luz, hasta ese momento, un libro de su creación. “Chunas”, que no tiene la atracción de un papel bueno o carátula graciosa, aparece como un homenaje que el hijo hace a su pueblo con motivo del 104° Aniversario de la Fundación de Salaverry. Basta esa cantidad de poemas para darnos cuenta que Aguirre es auténtica vena de creación.

Fojeando a “Chunas”, aparece un título interior denominado “Resaca” que es el título general de la decena de poemas que Andrés obsequiara en ese momento al público lector. Allí le canta al muelle, a la gaviota, simula un nocturno en el puerto, mientras en su aposento siguen descansando otros versos esperando el momento de asomar. Y ese nacer llegó el año de 1994 con su hermoso libro “Aristas del Silencio” y que bien vale el nombre pues Andrés supo esperar el momento de darlo a luz como él mismo dice “Esta obra debió aparecer en 1963”.

Circunstancias adversas frustraron su publicación, no obstante encontrarse en prensa. Pero, al fin salió y para alegría de Andrés el libro viene dividido en dos secciones. La primera, llamada “Arista del Silencio” y la segunda “Las noches junto a tu ausencia”. Toda la poesía de su libro es ganadora junto a la de Manuel Ibáñez Rossaza y Gerardo de Gracia Velásquez, de los Juegos Florales promovidos en ese año por la Universidad de Trujillo.

Aguirre es grato y veraz con su prologuista el notable escritor trujillano Wilfredo Torres Ortega quien en agosto de 1963 le brindó una notable apreciación. Wilfredo, no logró saborear lo que años después, Andrés, publicó, enalteciendo a Torres Ortega, al no quitar ni agregar un ápice de palabras a las ya vertidas sobre el libro “Aristas del Silencio” que aquel le hiciera.

La poesía de Aguirre está cargada de sonora entonación. Un poema musicalizado es de grata lectura por la diafanidad que porta. Andrés Aguirre es severo en laborar un poema e incrustarle el ritmo y la música tan necesarios para degustarlos con amplitud. Usa de lo dubitativo no para manifestar impotencia o hasta perplejidad sino como recurso para dejar entenderse mejor. El amor no escapa a toda alma sensitiva menos en la de Aguirre y es allí donde se yergue con plenitud. La poesía de este autor es cuajada, no ostentosa, por lo que permite brindar sus sentimientos con llana claridad. Su poema Nº VIII, Pág. 33. Así nos lo demuestra al decir:

Las olas. / El mar. /Tú. Nuestro silencio./ La hora había llegado. /Noche. /Nuestra esperanza absorta. /Tu silencio. /Pequeña: Ya no somos los mismos; /sin embargo, /desde el piélago/ un tiempo nos reclama. / ¿Tiemblas? /Entre la arena el eco /es una angustia /que recoge tu nombre /a flor de ausencia.

Andrés Aguirre Lynch recibió el grato pedido familiar de recopilar toda la poesía escrita de Wilfredo Torres Ortega. Aguirre cumplió con creces y el año 2005 el mundo intelectual pudo gozar de la prosapia literaria de Torres, el “Poeta del Mar”.

Actualmente el poeta y escritor Andrés Aguirre Lynch desempeña la docencia en una universidad de la ciudad de Trujillo.

martes, 8 de mayo de 2007

CLODOMIRO GUEVARA VARGAS

Escribe: Blasco Bazán Vera

Clodomiro Magno Guevara Vargas, nació en Huamachuco el 15 de abril de 1898. Escribió usando el seudónimo de “Clomaggue”. Sus principales obras son: “Estampas Wamachukinas”, “Rayancimbas”, “Arias Jalkinas” y “Gajos de Ensueño”. Las tres primeras reaparecieron editadas en un solo volumen el año de 1981.

Clomaggue, como ha sucedido con muchos de nuestros literatos de la región liberteña, permanece conocido solamente para su tierra, fuera de ella es un perfecto desconocido. Este es uno de los motivos que me llevan a escribir este Rescate Literario. La tarea es ardua pero al fin obtendremos la satisfacción de que muchos hombres como el caso de Clomaggue, no queden sumergidos en el olvido.

Sus primeros años los pasó estudiando en su antiguo Centro Escolar de Varones 261 de su tierra natal y la secundaria en el Colegio Nacional “San Nicolás”, destacando por su capacidad intelectual, llegando años más tarde a ser docente del mismo plantel.

De Huamachuco pasó a radicarse en la hacienda Cartavio donde impulsado por su afán de justicia y bien, fundó el periódico “Grito de Redención” de estilo peleador y combativo. Después de realizar una fecunda labor cultural, intelectual y periodística, regresa a su tierra cargado de emoción social. El Apra y su legado histórico habíanle conquistado. Esto le trajo los sinsabores de siempre: Persecución y cárcel que pagó componiendo bellos versos de profunda admiración. El aprecio de sus contemporáneos lo convirtieron en alcalde de su ciudad al frente de la Junta Municipal Transitoria donde cumplió acertada labor.

Clomaggue, es el poeta que ama y canta a su terruño. En su libro “Estampas Wamachukinas” nos ofrece poemas cargados de pasión a la tierra que lo vio nacer. Hace una bella descripción de su pueblo serrano con tanta maestría que nos asombra su calidad artística, y, más aún, nos quedamos estupefactos al sentir que nuestros estudiantes jamás, poco o nada, conozcan sobre este autor capaz de sublimar y pulir con sus versos el espíritu del hombre. Sus poemas son una sinfonía de aprecio y candor. Son una clarinada de alerta para muchos escritores que desdeñando el lugar donde nacieron, jamás le cantan a sus pueblos con la inocencia, pureza y lealtad como canta este vate. Con que dulzura, se refiere, en el poema “Mi Kancha”, al maíz hecho cancha en el que notamos la facilidad con que desliza su admiración a este manjar de la naturaleza, presentándonos a un verdadero cultor de la poesía cuyas frases están rebosantes de simpatía, de tibieza fraterna, de amical confidencia. Guevara, con su poema titulado “Mi Kancha” de su libro “Rayancimbas”, nos estremece al convertir un simple cereal en una hermosa alegoría de amor. Disfrutemos una parte del poema:

MI KANCHA

Kancha, kancha, kancha dulce,
pan incario, pan silvestre,
recia trama de kushal.
Sinfonía dental de los arrieros,
de los pongos y zagales,
de los chaskis y faineros.
Kancha, kancha, kancha dulce,
campanada preventiva
de los rústicos yantares…

Transmito parte de este poema con la finalidad de avivar el amor hacia lo nativo, hacia lo nuestro y así comprender cómo exaltan los hombres a su riqueza natural. Cómo los pueblos cantan a sus frutos con tanta afecto y cómo alaban su grandeza. Pero, este cantor andino como fue Clomaggue, sólo es conocido en su pueblo. Los editores y buscadores de libros se anidan en “Lima la horrible” al decir de Salazar Bondy y cantan lo que les llega a sus manos convirtiendo en escritores a muchos que no se lo merecen. Jamás investigaron. Se quedaron quietos y amorfos en su Lima con sus “grandes” literatos sin recuperar a otros como el que hoy estamos dando a conocer.

Guevara Vargas y su libro “Estampas Wamachukinas”, nos recrea de veras y traslada el ande fijándolo en nuestra retina. Canta a sus mejores hombres, a sus escuelas, iglesias, a las fiestas religiosas y su primero de mayo; a su campiña y como no podía faltar, canta a su madre a quien le dedica un tierno poema que identifica la azarosa vida que vivió el poeta. Pero, este canto a su madre, no es decadente y ni menos desgraciado. Es un canto filial, inmensamente apasionado y hasta podríamos decir, confidente y buscador de un perdón. Una estrofa delata el estado de ánimo de Guevara cuando le dice a su madre:

“... ¡Pobrecita, madre mía! en tu testa ya ha nevado/ Más. ¿Qué importa/ que en tu cúspide haya nieva/ si es tu pecho un volcán combustionado?... Eres víspera ya de una agonía/ Más, ¿quién sabe si mañana cerraré yo tu pupila o vos la mía?...”

En su otro libro “Rayancimbas” (1940), Clomaggue se le nota más cuajado. Sus versos son torrente de lucidez extrema. Asombra su manera de escribir. Detalla los pueblos con su gente y sus costumbres con tanta armonía, que, en verdad, reclama urgentemente que este escritor sea estudiado y conocido en toda su dimensión. Cada poema es un brochazo bello de palabras que se incrustan en nuestras venas y nos hacen leerlo con avidez pues sus palabras son penetrantes, incisivas, reverentes.

Clodomiro Guevara Vargas murió el 2 de julio de 1951 a poco tiempo de haber escrito sus libros “Arias Jalkinas” y “Gajos de Ensueño” dejándonos el sabroso recuerdo de sus versos cargados de firmeza y aplomo literario.

Aída Vidal Arias de Gamarra

Escribe: Blasco Bazán Vera
Aída Vidal Arias de Gamarra, nació en Pataz el 23 de agosto de 1912 en el distrito de Chilia. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en Lima. Desde pequeña tuvo afición por las letras y años más tarde los diarios La Industria de Trujillo y El Comercio, La Prensa y Expreso, de Lima, divulgaron la obra literaria de esta escritora patacina. Julio Galarreta González, poeta huamachuquino, designa a Vidal Arias como “una mujer de gran sensibilidad e inquietud intelectual”.

Aída Vidal fue casada con Armando Gamarra, nieto de don Abelardo Gamarra Rondo “El Tunante” y, como siempre, a la par de su honda sensibilidad poética, se le unió el panorama telúrico de su tierra a la que tanto amó como lo hicieron Carlos Guevara Bocanegra, Clodomiro Guevara Vargas, Néstor Gastañaduí y otros escritores del ande liberteño cuyos poemas están cargados de sabor del lar natal.

Aída Vidal gran parte de su vida la vivió en la hacienda “Almapara” de su propiedad, sita en Parcoy. Esta hacienda estuvo considerada hasta antes de la Reforma Agraria de 1969, como la hacienda más grande de ese lugar. Aída absorbió el aire de su terruño y el ambiente campesino que la rodeaba. Su hacienda fue sembrada por trigo, papas y ollucos y estuvo poblada de una gran cantidad de ganado lechero que pastaba a la sombra de una gran cantidad de árboles frutales que se podían contemplar desde las orillas del Marañón. Los naranjos, chirimoyos, manzanos y platanares, eran el deleite de esta escritora que así se alimentaba del suave aroma de los frutos que acrecentaban más su fina sensibilidad.

La amabilidad, cortesía, inteligencia, era el trinomio de cualidades morales que amparaban su persona. En su hacienda se dice que guardaba muchos apuntes originales sobre la historia de la vida administrativa y política de Parcoy así como la forma en que los españoles dividieron ese compartimiento. Su voz, suave, unas veces; pasó al tono ronco y expresivo cuando dramatizaba un acontecimiento. Gozó de muchas comodidades pues su hacienda era atendida en lo interno por gran cantidad de servidumbre como: Tejedoras, lecheras, hiladoras, cocineras, lavanderas, etc., que recibían por lo general el trato amable y delicado de nuestra escritora.

Su vida la pasó viajando entre Trujillo y Lima en compañía de sus 8 hijos. EL año de 1996 pocos meses de su muerte, sacó a luz un libro titulado “Mi Patria es muy linda se llama Perú” que lo dividió en seis partes: 1) Poemas dedicados a la Patria, 2) De carácter didáctico, 3) De historia, 4) De hogar y escuela, 5) Sobre el hombre y 6) Poemas que cantan a los pueblos donde sobresale el dedicado a Chilia, su lugar natal.
El ambiente en que desarrolló su personalidad, como decimos, llena de comodidades, no lo distanció del indio. Su alma creadora, de poeta auténtica, le hizo brotar bellos versos para el indio al que sin lugar a dudas comprendió gracias a la asentada sensibilidad que tenía en sí misma.

Aída Vidal Arias de Gamarra murió en Trujillo el 5 de mayo de 1996 y como dijo Humberto Miranda Loayza en el diario La Industria del 6 de junio de 1996. “Ha dejado de existir la escritora Aída Vidal Arias, quedando un vacío en las letras periodísticas y una profunda simpatía entre los que la conocimos; con su personalidad impregnada de inquietud poética y enamorada de la inmensa variedad geográfica, de sus silentes cumbres, de sus sonoros ríos, de sus campiñas y de los pueblos en general de las regiones andinas”.

HECTOR CENTURIÓN VALLEJO

Escribe: Blasco Bazán Vera
Héctor Centurión Vallejo, nació el 6 de abril de 1913 en el distrito de Jesús, Prov. de Cajamarca. Muy niño vino a radicar a Trujillo quedándose para toda la vida. Abogado, profesor, periodista, investigador de nuestra historia, político militante en las filas del APRA. Ha desempeñado la docencia en la escuela primaria, la secundaria y en la Universidad.

Como jurista, llegó a ser Vocal de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, luego su Presidente y también llegó a ser Presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales del Perú de 1985 a 1992.

Egresado del Instituto Pedagógico de Lima en la especialidad de Historia y Ciencias Sociales. Se graduó de abogado en 1944. Ha sido Presidente del Instituto Peruano-Venezolano de La Libertad (Trujillo), directivo del Instituto de Estudios Vallejianos de La Libertad y Vicepresidente de la Sociedad Bolivariana de Trujillo.

En el campo de las letras destaca su obra histórica “Esclavitud y Manumisión de los Negros en Trujillo”, relato histórico de siete capítulos donde Centurión con lujo de detalles nos relata el ingreso de negros esclavos en el Perú que se inicia con la Conquista y se reglamenta en la Colonia. Nos habla del noble acto de humanidad y desprendimiento por parte de los trujillanos respecto a la triste y desventurada vida de los negros esclavos. Por él, que de hecho también se ha basado en la obra de Fernando Casós Flores, volvemos a conocer la obra libertadora del trujillano Dr. Alfonso Gonzáles Pinillos, ilustre abogado, vocal y presidente de la Corte Superior de Justicia de La Libertad quien manumitó a sus esclavos negros aún antes que lo hiciera Castilla en el Perú. La Gesta de Gonzáles Pinillos está enlazada a la misma que realizó el otro trujillano Hipólito de Bracamonte quien también dio libertad a sus negros mediante escrito de puño y letra el 31 de marzo de 1746.

Por el libro de Centurión Vallejo podemos saber de cómo Gonzáles Pinillos enseñó a sus discípulos los derechos naturales, inalienables e invulnerables, como el derecho del hombre a nacer y permanecer libre; sostuvo con brillantez lo que significa vivir bajo los horrores de la esclavitud y dio el camino para conseguir la imperiosa necesidad de que ésta, la esclavitud, acabe en el Perú.

Estos capítulos de nuestra historia regional deben ser urgentemente rescatados para difundirse en las escuelas y universidades para asentar mucho más el sentido de Libertad que siempre embargó a nosotros los liberteños. Los diarios de ese entonces se ocuparon mucho de este acto trascendental. Por un lado el diario limeño “El Mensajero” al decir que el dar libertad a los esclavos desencadenaría una lucha social fue respondida por otro diario “El Comercio” quien en su editorial del 27 de diciembre de 1853 le refuta a “El Mensajero” diciéndole que lo efectuado es “una causa santa y ya triunfante, como es la total extinción de la esclavatura en el país…”. Héctor Centurión Vallejo, hombre sesudo, bonachón al extremo de soltar una sonora carcajada como también paralizar con su palabra y gesto la soberbia de algún intruso, no pudo escapar al llamado mágico de la poesía al editar su poemario de título “Poemas” dividido en tres partes: 1) Caballitos de Totora, 2) Cantos a los Muertos Gloriosos de Chan Chan y 3) Vivencias. donde cada parte lleva una exacta definición literaria. La primera es un homenaje a todo lo marino. Canta al amanecer marino; a las olas, redes, al regreso del caballo de totora de su faena, al soliloquio de los botes, al infaltable alcatraz y la suave pardela.

La segunda parte va dedicada a los mártires apristas que fueron fusilados en las ruinas de Chan Chan con motivo de la Revolución Aprista de 1932. Aquí Centurión se crece como un auténtico poeta y lanza poemas cargados de reflexión, de sentido épico y heroico. La tragedia de Chan Chan, cobra nitidez y bravura en la pluma de Héctor Centurión Vallejo.

La tercera parte del libro Poemas escrito allá por 1983 y divulgado en forma íntima lleva por nombre “Vivencias” donde Centurión Vallejo nos entrega otro manojo de poemas en los que aparte de los himnos al Centro Viejo cuya música la impuso el notable musicólogo Ernesto López Mindreau, sobresale el poema “El Jilguero y la Dama” que fue llevado a partitura musical de arreglo para canto del músico trujillano y concertista Javier Alva Reaño.

Otro de los libros que ha publicado Héctor Centurión Vallejo es “José Faustino Sánchez Carrión” (1975) en el que resalta las cualidades de nuestro héroe huamachuquino. Este incansable vate e historiador, falleció en Trujillo el año 2005 dejándonos un profundo pesar.

ISAAC BIANCHI FERNANDEZ DE MENDOZA

Este escritor, nació en Acope el año de 1870 del matrimonio de Elías Mansueto Bianchi e Isabel Fernádez de Mendoza. Estudió Derecho en la Universidad de San Marcos y años más tarde regentó la cátedra de Dererecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Trujillo. Fue Juez en Iquitos. Su espíritu de investigación le hizo viajar por Europa y América donde entabló amistad con el poeta Rubén Darío a quien le dedicaría años después el poema "Yo conocí a Darío" que fuera muy comentado por el docente Aparicio Castañeda Albites en 1942.

Como escritor usó del seudónimo: “Elías Baidiac y Cano”. Toda su obra la redactó bajo el título general de “CARAVANA DE ELEFANTES” que no viene a ser sino la suma de sus libros “Tu primera cana”, “El Sibarita”, “Semblanza histórica”, “Padre Nuestro”, “La Limosna”, “El Imbécil”, “Stambul”, “Sueños de opio”, “Yo conocí a Darío”, “En el silencio del retiro”, “La junta de los animales”, “Poema de oro”, “Revisión de algunos valores de la época actual”, “La mujer ideal”, “El sermón de la montaña”.

Como podemos observar, Bianchi ha sido prolífico en el campo de las letras. Pero, el pero de siempre... ¿Quién lo conoce? ¡nadie!. He aquí la importancia de rescatar nuestros valores literarios. De estudiarlos y encerrar sus obras en una biblioteca especial porque pasan los años, los siglos diríamos y esos libros quedarán perdidos en el recuerdo sin que nadie opte por reunirlos y darle valioso estudio y cuidado. Sus poemas son para leerlos con detenimiento porque en todos va implícito el aroma filosofal. En "El Imbécil" que según su autor "es un libro que estudia sico-sociológicamente a las tres cuartas partes de la humanidad, saca las conclusiones: a) La síntesis de un tipo social humano no puede hacerse justipreciadamente, aunque se conozca las cuatro quintas partes de la especie. b) Me pregunto: ¿Es la imbecilidad congénita con la naturaleza humana? Y me respondo: Se es, a veces, imbécil, como se está, a veces, enfermo. c) Si los extremos se tocan, ¿no será posible algún día que de la suprema idiotez salga la suprema sabiduría?".

Los libros de Bianchi llevan siempre un tinte filosófico. Aparte de “Junta de animales” donde emplea un estilo picaresco y hasta sarcástico sobre la Reforma Universitaria de este tiempo. Todos los demás siempre están enmarcados en el contemplar de la vida, interrogarse y responderse cuando escribe:
"......
Y lo formó:
de un zorrillo huilón,
de un zorro camastrón,
de un gato piamontés,
de un chancho inglés,
y, aunque parezca obtuso,
de un galgo ruso”
(De: Una Junta de animales)

Notamos, aunque no con la contundencia que el sarcasmo requiere, que en sus demás libros, la ternura y la filosofía van de la mano.

Dedicó sus escritos a sus amigos, a sus hijos, a la meditación. Bianchi escribió de todo y para todos. "En el silencio del retiro” poema escrito en 1955, conformado por cien cuartetos y que viene a ser el tomo VII de su obra general “Caravana de Elefantes" va dedicado al pensar del hombre, renovarse o vivir, concentración del pensamiento, reflejo de las artes, emoción y estética, evidencias, fe, esperanza, experiencia; y, como dice el mismo Bianchi,: "Este libro expresa conceptos simples e deas complejas”.

En 1955 publicó su libro “Padre Nuestro”, libro que con su “Sermón de la montaña” formaban el binomio del Tomo III de su obra general “Caravana de Elefantes”. “El Padre nuestro” fue dedicado a sus hijos a quienes les deja un recado de profunda espiritualidad. En él se interroga sobre Dios, el hombre y su relación con el universo, concluyendo que el hombre se comunica con ambos a través de la oración.

“Tu primera cana” viene a ser el tomo VII de su “Caravana de Elefantes” donde afirma que es un “estudio sociológico de un sentimiento universal, que es base de toda sociedad civilizada; que es la razón de ser de una existencia perfectible, y es, esencialmente, origen y finalidad de toda vida”. Otro libro de su obra general es el titulado “Anecdotario del Coronel Retirado” donde el elemento cómico de los personajes van acorde con la naturaleza de cada animal. Son cuatro fábulas por la que pasa este libro: La primera, se presenta la Junta de Animales y su presentación es desastrosa. Se incluye a los animales y sus descendientes. En la segunda fábula, se presentan nuevamente pero esta vez dando “palos de ciego” tanto los dirigentes como los dirigidos; en la tercera, el peso de la hazaña la soportó la caja de la universidad quien gerenciaba el "zoológico" y en la cuarta fábula los ratones se impusieron en astucia a los gatos pero sólo en pretensiones pues los ratones siguieron siendo tan o menos astutos que los felinos. Los diarios de Trujillo dieron cabida a diversos artículos que remitió el escritor ascopano.

En “Sueños de Opio” (1941) es una estampa de recuerdos de Stambul en que el poema XIX de su obra general “Caravana de Elefantes” nuestro escritor se enfrasca en un sueño diagonal y toma al personaje Garzón como interlocutor sobre quien dirige todo un interrogatorio que comienza solicitándole una “dosis fuera de lo común” para exaltarse lo suficiente y vivir recuerdos ya olvidados. Stambul es la ciudad centro de su elucubración poética a quien la ensalza; también canta al día, al mar, a la atmósfera, al sol, a la luna a quien compara como la sal del verdadero amor. Garzón, personaje de este poema, es el motivo sobre el cual Bianchi descarga preguntas y más preguntas que no puede responder. Es el convidado de piedra pero, a la vez, inteligentemente, Garzón, logra que sea el mismo poeta quien responda y cristalice con elevada fruición sus respuestas convirtiendo a “Sueños de Opio” un poema delicioso de leer. En su otro libro “Yo conocí a Darío” (1942) describe eufóricamente al vate nicaragüense. Claro, tratar a Darío, conocerle, luego describir esa amistad es una tarea titánica en la que se enfrasca Bianchi quien logra darnos en sentidas pinceladas la calidad humana que adornaba al vate. “Yo conocí a Darío” surge de la amistad que ambos entablaron cuando se conocieron en París.

Quien lea la extensa produccción de Isaac Bianchi conocerá de la trascendental calidad literaria con que observó todo lo que le rodeó y cuyo espíritu inquieto le llevó a escribir los tantos libros que salieron de su numen creador. Murió a los 85 años el 20 de mayo de1958 en el balneario Buenos Aires de Víctor Larco – Trujillo

Fernando Casós Flores

Escribe: Blasco Bazán Vera
Fernando Casós Flores nació en Trujillo el año 1828. Fue abogado, político, parlamentario, escritor y novelista. Diputado y Senador. Tomó parte activa en las luchas políticas de su tiempo y fue secretario en 1872 del Coronel Tomás Gutiérrez cuando éste y sus hermanos apresaron y asesinaron al Presidente José Balta. Culminada la dictadura de los Gutiérrez, Casós Flores fue desterrado a Europa donde se defendió de las acusaciones que le habían hecho en el Perú: Peculado. Estando en Europa escribió sus novelas “Los Amigos de Elena”, “Los hombres de bien”, “Los seis Coroneles”, “La Revolución de Julio de 1872”.

Este ilustre tribuno trujillano escribió sus obras bajo el seudónimo de “Segundo Pruvonena” donde descargó fuertes epítetos contra quienes le hicieron pasar ingratos momentos. Fue un brillante orador. Escribió entre 1850 a 1872 en “El Correo” donde satirizaba a sus personajes entre ellos al Coronel Buenaventura Seoane quien como respuesta al libro “Los Amigos de Elena” le replicó con un folleto titulado “Mica, la loca”.

Necesario es conocer que Casós aceptó ser Secretario General -algo así como Ministro de todas las carteras- de Tomás Gutiérrez, a fin de detener los impulsos vengativos y “suicidas” de Tomás Gutiérrez, según sus declaraciones vertidas antes y después de ser nombrado en el cargo. Ya en París comienza a preparar su defensa y la hace a través de las novelas “Los Amigos de Elena” y “Los hombres de bien” que a decir de Riva Agüero son “mediocres y escritas sin ingenio ni gusto. Lo único que se propuso el autor –dice- fue hacer su propia apología e insultar a sus enemigos... pero a pesar de todo estas novela mal compuestas, mal escritas y procaces merecen considerarse no sólo en la historia política sino en la Historia Literaria”.

Augusto Tamayo Vargas refiriéndose a Casós dice: “..., es tal vez inferior a Pérez Galdós, Mercedes Cabello, Ramón Meza, porque actor, más que autor, se dejó arrastrar por su propia obra política y creó máscaras y no hombres. No tenía la sutileza, ni la fuerza imaginativa de Alighieri para colocar bellamente en “el infierno” a sus enemigos”.

En “Los Amigos de Elena” observamos un panorama descriptivo de las costumbres de Trujillo incluso sus patios y conventos son descritos con sencillez. Casós Flores estudió en Seminario San Carlos y San Marcelo de Trujillo donde luchó incansablemente por la libertad de los negros y hasta se afirma que fue él quien redactó la proclama que usaron los negros esclavos del Valle Chicama en la rebelión de 1851 cuando invadieron y se adueñaron de la ciudad de Trujillo. Cursó sus estudios por más de 10 años en el Colegio Seminario con sobresaliente dedicación y éxito. Bebió las sabias enseñanzas de su maestro Dr. Alfonso Gonzáles Pinillos dueño de las haciendas Nepén y Cajanleque del Valle de Chicama (Trujillo-Perú) quien en 185l en un acto sin precedente y emulando lo que hizo en 1846 su amigo y maestro don Hipólito de Bracamanote, propietario de las haciendas Chicilín y Sausal, del mismo valle, dio libertad a sus negros esclavos adelantándose a lo que más tarde haría definitivamente Ramón Castilla.

Sin duda alguna nuestro distinguido escritor encontró la forma de desahogar sus inquietudes y por esos sus libros, aunque mal hilvanados como dicen algunos, no dejan de ser una pieza clave para ver hasta que punto la vena literaria del hombre, acorde con su fuerza heroica, se unen para encontrar en sus páginas el remanso donde volcar aflicciones. Vuelto al Perú en 1876 se encontró con la Guerra que Chile nos declarara y es allí donde Fernando Casós Flores lanzó un vibrante discurso que demoró casi 3 horas dando manifestación de sus consecuencias liberales. Sus hijos mueren en la contienda y él, atacado por el cáncer fallece el 17 de abril de 1881, según la partida de defunción hallada por el investigador Pablo Zafra Agreda, en la Parroquia de “Los Huérfanos de Lima”. A Fernando Casós Flores se le considera como el iniciador de la novela Política en el Perú.

martes, 1 de mayo de 2007

Ciclo de conferencias y debates sobre Literatura Regional en la UNT


Viernes, 27 abril 2007

Paredes Carbonell, Wellington Castillo y Blasco Bazán serán los expositores

Por Marco Chereque Pretel:

En la Universidad Nacional de Trujillo, el Movimiento IUS, a través del Centro de Investigación Literaria "Blasco Bazán Vera", el Círculo de Estudios y Crítica Literaria "José María Arguedas" y la Secretaría de Cultura del Centro Federado de Educación, a cargo de David Navarrete, se han consolidado en una alianza de tinta para revalorar la literatura regional.
Como inicio en esta titánica tarea se realizará una charla bajo el título: "La Literatura se Escrivive", el viernes 27 de abril, en el Teatrín de Derecho (1er piso), a las 5:30 p.m. (hora extranjera). Los invitados para éste primer evento son: Juan Paredes Carbonell, Wellington Castillo Sánchez y Blasco Bazán Vera, quienes nos hablarán sobre su experiencia como escritores.Esta Alianza tiene sus inicios en el Acuerdo Regional Nº 059-2006-CR/R-LL, del 16 de agosto del 2006, acuerdo que autoriza la fundación de la Primera Biblioteca Regional de Autores de La Libertad, propuesta formulada por el ex-gerente regional de desarrollo social: Blasco Bazán Vera. Asimismo, la Resolución de dicha gerencia Nº 003-2006-GRLL/GRDS, que autoriza a las Instituciones Educativas del Ámbito Regional, la implementación, difusión y enseñanza académica de la Literatura Regional, con carácter obligatorio y diversificado a los diferentes niveles de la Educación Básica Regular de la Región La Libertad. En tal sentido, los estudiantes darán inicio en el ámbito artístico literario a los Ciclos de Conferencia y Debate sobre la Literatura Regional. que no sólo tiene como función revalorar las tradiciones y costumbres propias de la Libertad, sino que además, como confesó David Navarrete, permitirá evaluar la manera de cómo han logrado partir de sus conflictos existenciales para vivificar y perennizar la condición humana.

P.D.: Los Eventos se realizarán a una vez por mes. Esten a atentos a nuestra próxima charla. Se promocionará en www.NoticiasTrujillo.com en la sección "Arte y Cultura" y en esta Web.

FUENTE: Noticias Trujillo
LINK:http://www.noticiastrujillo.com/index.php?option=com_content&task=view&id=19768&Itemid=60

sábado, 28 de abril de 2007

NEPTALÍ RAMÍREZ AMAYA

Escribe:Blasco Bazán
Nació en Paiján, Provincia de Ascope, Región La Libertad, el año 1921. Fueron sus padres don Marcelino Ramírez Guzmán y Jesús Amaya Flores. Sus estudios primarios los inició y los culminó en el glorioso Centro Viejo “Pedro M. Ureña” de Trujilo.

La secundaria la realizó en el Colegio Seminario “San Carlos y San Marcelo” y los universitarios los cursó entre Trujillo y Lima. En Trujillo estudió en la facultad de letras donde sus poemas eran leídos por sus amigos en sendas reuniones sociales y amicales.

En Lima prosiguió sus estudios de Educación en la especialidad de Castellano y Literatura en la Universidad Nacional de San Marcos. Ya recibido como maestro ejerció en el Colegio Salesiano de Lima. Luego es nombrado a ejercer la docencia en la ciudad de Arequipa donde enseñó en el Colegio Centenario “San Luis Gonzaga” de Chuquibamba, capital de Condesuyos donde recreó en diversas actividades literarias a la multitud a través de sus poemas.

Luego a su solicitud se trasladó a Huanuco donde su calidad humana le hizo fundar el Colegio “Huamalíes”. Ese periplo magisterial le hizo recorrer los ríos Marañón y Huallaga y de hecho contactarse con la sabia naturaleza.

Trasladado a Chimbote fue nombrado en la Gran Unidad “San Pedro” de esa ciudad donde, por su capacidad se le pidió ser organizador y luego Director de la prestigiosa Normal “Indoamérica” de Chimbote.

Gran amigo del Dr. Sixto Alarcón Sánchez quien trajo de Chimbote a Trujillo a Neptalí a trabajar en colegio “San Juan” donde se jubiló después de 31 años de servicios.

Ha escrito seis poemarios: “Al borde del crepúsculo”, “Inflorescencia de mi espíritu, “Claridades y sombras”, “Dolor y Optimismo”, “Luz en la penumbra del amanecer”, y “Anhelos y dolor en la lucha”

“Al Borde del Crepúsculo” es un poemario donde Amaya con suave ternura y mucha sutileza, con maestría diremos, nos va atrapando con sus cantos producto de una extrema sensibilidad y belleza tan necesarias en la poesía. Son 60 poemas y cada uno de ellos demuestra la reciedumbre con que han sido elaborados.

“Inflorescencia de mi espíritu” no es sino el fiel reflejo de su existencia, de su transitar por las ciudades, de captar en cada una ellas la sonrisa de un niño o el llanto del desposeído. De protestar contra el castigo abusivo o de sublimarse ante una contrita oración a Dios.

“Claridades y sombras”, es el nombre ambivalente que le ha puesto a este su poemario que no es sino un canto a las certezas y no tantas que damos en el trajinar de la vida. Muchas veces decimos, una son de cal otras de arena; la diferencia estiva en que cada poema que trae este libro es un canto a las muchas alegrías que conquistamos en la vida o las muchas tristezas que a veces nos flagela.

“Dolor y Optimismo”, comentamos que el dolor, dentro de la poesía, no constituye un decadentismo artístico ni menos literario. El poeta asume este nombre para decirnos que éste es el trampolín al éxito, al optimismo. Una vez más nuestro poeta Neptalí Ramírez Amaya hace una jugada de pared entre ambos términos y en refinada expresión artística no arma una polémica sino una sutil diagramación de sus sentimientos.

“Luz en la Penumbra del amanecer”, Neptalí Ramírez Amaya, fiel a su forma de ser y hacer poesía, nos sorprende ahora con un nuevo poemario donde a la realidad natural que rodea su inspiración, le agrega la realidad cósmica, convirtiendo su creación en un bello arte colmado de equilibrio y sensatez pues no está ausente el contenido moralizante ni tampoco la conseja.

“Anhelos y dolor en la lucha”, es un homenaje a las luchas que el hombre emprende con el fin de edificar una sociedad justa y verdadera; donde el hambre y la explotación sean cosas del pasado, aplastados por la indómita fuerza de la moral y la imparcialidad. Con gran certeza fustiga al político acomodaticio, implacable señala que la patria tiene como destino el triunfar y a la bandera peruana la barniza con el sabor de una hostia santa.

¡Cuanta fuerza contiene este poemario! ¡Es un tomo de pureza que azota fieramente las flaquezas humanas!

Neptalí Ramírez Amaya, con sus largos años, sigue dándole a la poesía, allá, en su balneario de Buenos Aires, Trujillo, donde actualmente reside.

LEONCIO BUENO BARRANTES

Escribe: Blasco Bazán Vera
Leoncio Bueno Barrantes, nació en la hacienda “La Constancia” de la ciudad de Chocope, Prov. De Ascope, Región La Libertad-Perú, el año de 1921. Hace mucho tiempo que emigró a la capital donde apareció siempre confundido con las luchas sociales.

Su actividad social le permitió crear imágenes suficientes para más tarde lograr editar sus libros. En Lima el año de 1956 aparece junto a otros poetas fundando “El Grupo Intelectual Primero de Mayo” que tenía entre sus integrantes a los poetas liberteños Alejandro Romualdo Valle y Jesús Ängel García; y del cual grupo del cual se desliga el año 1968.

La poesía de Bueno tiene un sello característico: El fragor de la insurgencia. Sus libros, todos de poesía como: “Al pie del yunque” (1966), “Este Gran Capitán” (1968), “Pastor de Truenos” (1968), “Invasión Poderosa” (1970), “Rebuzno propio” (1976), “La guerra de las Runas” (1980) y “Los últimos días de ira”, reclaman sin tapujos la reivindicación social cuya fuerza las reciben del poeta quien imprime su experiencia personal vivida en 1958 cuando invadió las eriazas pampas de Comas-Lima.

Leoncio Bueno, por un lado, con sus versos, fustiga la incomprensible sociedad; y por otro, trata de hacer de la vida un remedo de sarcasmo.

Estos dos aspectos nos hacen comprender que la vena literaria no surgió en Bueno como un exabrupto sino que la sensibilidad innata de su persona le hicieron más bien madurar las cualidades que traía dentro. En una palabra: Sus ideas se nutrieron y crecieron mucho más cuanta más agua de rebeldía recibían. No nació el poeta despechado. Nació el poeta que hizo a muchos sentir que la vida es dulce y que merece ser tratada con ternura. Estos dos aspectos: Lo rebelde y lo pícaro, se dan a lo largo de todos sus poemas. ELo rebelde aparece en su poema “El Wayno de Comas” de su libro “La Guerra de las Runas”, al escribir:

Un día la masa dijo ¿Somos o no somos?
Tomaremos estos cerros
Y he aquí, se alza una obra grande, enganchada
Al remolino
De la era espacial.
Llegamos los hombres de la masa
No teníamos agua para beber pero plantamos
Árboles.

El segundo aspecto nos lo señala en su poema “Asno Rayado” de su libro “Rebuzno Propio”, al escribir:

ASNO RAYADO

Mi abuela,
mujer constante y leedora
se llamaba “Ragnut”
raro nombre. El burro
inconfundible a la distancia
por su clarín personal
fue mi primer amigo
y también mi maestro.
De él aprendí a trabajar como un burro,
A respingar como un burro
Y a enamorarme como un burro.

La poesía de Leoncio Bueno gusta por la comprensión que destilan cada uno de sus versos y, digamos, si volviere como así me temo a publicar otro libro más, éste, guardará siempre el sabor del primero en que volveremos a degustar la vigorosa creación e imperdible tesón que impone a sus luchas reivindicativas a favor de los desposeídos.

JACINTO MENDOZA LIZA

Escribe:Blasco Bazán Vera
Jacinto Mendoza Liza, nació en el distrito de de San Pedro de Lloc,Prov. De Pacasmayo, Región La Libertad, el 26 de setiembre del año 1914. Año de guerra, de continuo retumbar de metralletas y sórdidos estruendos de cañones que tiñeron de vivo carmesí los campos de Francia.

Como él mismo afirma nació bajo el signo de Libra, al amparo de Urania redentora, coronando Venus a Minerva.

Fueron sus padres don Jacinto Mendoza Esteves y doña Manuela Liza Chávez.
Jacinto, hijo, fue padre de 18 vástagos.

Dedicado desde muy pequeño a la lectura de signos zodiacales, volcó en ellos gran parte de su tiempo tratando de dirigir su destino por el mensaje de los astros.

Su vida estuvo enmarcada a vivir para trabajar y comer. Su pasatiempo fue leer “El más allá” que le sirvió de fuente de inspiración en la mayoría de sus versos. Mendoza es un poeta que emplea el lenguaje esotérico, amalgamándolo de tal manera, que la belleza fluye en cada uno de sus renglones con gran aplomo y seguridad.

En sus tiempos juveniles, se dedicó a la búsqueda de los tesoros perdidos en las pampas de Cupisnique, escribiendo años más tarde su libro titulado “CUPISNIQUE” que sirvió de guía a otros exploradores que se dedicaron a desentrañar este misterio lleno de historias y fantasías.

Al transportarse al mundo subjetivo de sus recuerdos traen a su mente las primeras auroras que iluminan el maravilloso imperio de la edad de Jacinto. El más hermoso paisaje de su vida, alfombrado de bellas inquietudes con inocente reflejo del dulce sonreír de un niño. Desde ese mundo de ilusiones y de incontenibles sucesos, buscó su espíritu inquieto todo aquello que se ocultaba bajo el manto de lo desconocido, no sin antes, beber el claro néctar de la instrucción en el sagrado recinto de la Escuela 231 de su tierra natal, único manantial del saber que añoraba con generosa gratitud.

Jacinto Mendoza Liza, ha escrito su obra “CUPISNIQUE” haciendo un bello relato literario en verso sobre los imaginables tesoros perdidos en el cerro del mismo nombre. La obra, presenta, además, otros versos dedicados a San pedro de Lloc y otros de carácter místico que no podían faltar, porque son su vida, conjugados de profundo contenido esotérico como vemos a continuación:

MUNDO MISTERIOSOS EN QUE VIVIMOS

Inocentes son los ríos
Del caudal que llevan,
Inocente vive el mar
De los peces que lo pueblan.
Inocentes son las flores
Del perfume que despiden,
Inocente es el hombre
Del misterio en que vive.
No te dicen los mares
Al volver en ríos,
No te dicen los años
A volver en sus días.
No te dice el viento
Al dar la vuelta al mundo
O no comprendes
O comprender no quieres:
¿Qué es la vida?
¡El volver de muerte!
¿Y la muerte?
¡El volver de vida!

La reflexión que hace gala Mendoza es propia de los Rosacruces a quienes leyó ávidamente desde su juventud.

Terrenalmente vivió en San Pedro de Lloc evocando siempre al “Cupisnique” en su entusiasmo que le obligó a escribir la obra que comentamos que como él dijo: “Hoy estrechando fraternalmente la épica y la lira de burda pero empeñosa pluma, nace y sale a luz esta gran verdad que encierra nuestra gloriosa Provincia de Pacasmayo”.

Jacinto Mendoza Liza falleció el año 1980

OBRA:
“LOS TESOROS Y MISTERIOS DE CUPISNIQUE” (poesía -1967).

THELMO HOYLE DE LOS RÍOS

Escribe: Blasco Bazán Vera
Thelmo Hoyle de los Ríos, nace en la ciudad de Trujillo el 21 de enero de 1906. Su padres fueron el gran músico trujillano Daniel Hoyle Castro y la distinguida dama doña Leticia de los Ríos León. Pasó su niñez en las haciendas Chiquitoy, Roma y Ascope. Sus primeras letras las aprende en la escuelita de varones de Chiquitoy que gerenciaba su padre. El campo, la naturaleza, nutrió el alma infantil de Hoyle a la vez que el suave canto de los pájaros mecieron de paz y ternura su niñez par más tarde diseñar un hombre de ínclita personalidad, lleno de amor al prójimo.

Al fallecer su madre cuando tenía apenas 8 años de edad, pasó a vivir a Trujillo con su abuela materna doña Manuela León Márquez; él y sus hermanas menores Leticia y Daniela, esperaban ansiosos las vacaciones para regresar a Chiquitoy a seguir gozando de la naturaleza y del amor de su padre.

Estudió en el glorioso Centro Viejo “Pedro M. Ureña”, luego pasó como interno en el Instituto Moderno cuando era Director el Dr. Santiago Uceda, donde terminó sus estudios secundarios.

Cuando su vida rebozaba de felicidad. Cuando sus ojos empezaban a encenderse de las luces del futuro, su espíritu aventurero le gana y lo lanza recorrer el mundo, llegando a Panamá, Estados Unidos y parte de Europa.

En Nueva York estudia Ingeniería Mecánica y a los 22 años el amor llama a su puerta y a esa edad se casa con doña Esperanza Viñas Guzmán con quien regresa a Trujillo donde tiene cinco hijos: Thelma, Edmundo, Lidia, Vivian y Marcela Hoyle Viñas.

Su regreso al Perú se debió a que su padre, don Daniel, entonces Secretario General del Partido Aprista en Trujillo, había sido tomado preso, por lo que Telmo tuvo que hacerse cargo de los negocios que había emprendido su progenitor en el fundo “El Molino”.

No se dedica a ejercer su profesión de mecánica pero sí a la agricultura. Primero en el fundo El Molino y luego en terrenos propios de su fundo “La Esperanza” en el que se dedica a la siembra de hortalizas y al fomento de granjas de pollos, patos y pavos. También trabajaba en sus molinos de granos.

Dedicado desde su juventud a los trabajos de campo, nunca dejó de intervenir en la vida cultural, social, cívica y de política local. Su mayor aspiración fue poner en marcha una cruzada contra la contaminación ambiental a fin de salvar la naturaleza y los recursos naturales.

Empezó a escribir a una edad madura siendo el motor de su inspiración el nacimiento de su nieta María Pía. Un año antes de su muerte sacó a luz, un apacible y bello poemario titulado “VIDA, FE Y REBELDÍA” (1995), donde aparte de hermosos poemas vienen algunas reminiscencias sobre “Su Trujillo” que amó entrañablemente y que por obra de la pluma de Hoyle, muchas costumbres de Trujillo ya no serán olvidadas por que él las eterniza con realidad y precisión.

Pero, algo donde destaca don Telmo Hoyle, es en la poesía. Con segura habilidad canta a la soledad, se torna místico, se sumerge en sugerente reminiscencia evocando recuerdos que atenazaron su vida hasta el extremo de hacerlo verter dolidas lágrimas. Expone los consejos que le brinda la experiencia y como si fuera poco, a ese Thelmo, que muchas veces lo vimos transitar circunspecto y mesurado, nos asombra con su poema “Canción de amor…”

El Trigo, en el sentir de Hoyle, adquiere una recia sensatez bajo su inspiración. Canta a este cereal desde que está azotado por el viento y que cual alfombra verde, al moverse, semeja a azules olas marinas. Nos hace sentir la música que produce sus espigas y nos recuerda al sabroso pan de nuestras mesas. Hoyle, con gratitud inmensa, bendice a Dios por darnos el trigo y lo recuerda hecho ostia en la comunión de amor entre el hombre y Dios. Nuestro poeta se alegra de que haya trigo pues las esperanzas de que no haya hambre se agrandan, se vuelven gozos, y, como el ser amante y amoroso, coge un puñado de estas semillas, las enaltece y las ofrece a Dios pidiéndole para que tampoco falte ni la música, ni la alegría.

“VIDA, FE Y REBELDÍA” es un poemario que canta a la alegría, a la fuerza indómita que pone el hombre que cree en Dios para vencer obstáculos y alzarse hacia el triunfo.

Hoyle de Los Ríos fue gran amigo de Ciro Alegría. Pariente de Víctor Raúl Haya de la Torre. Gustaba de la música clásica, admirar las buenas pinturas de autores del medio como a Pedro Azabache, Luís Albitres Mendo, Armando Reyes Castro, Eladio Ruiz Cerna; admirar las finas caricaturas de Manlio Holguín Gómez o escuchar los recitales de la declamadora Mavila Cubas Vásquez. Escribía y hablaba correctamente el inglés. Un domingo del 24 de noviembre de 1996, sus ojos se cerraron para siempre, a las 8.30 de la mañana.

lunes, 23 de abril de 2007

NEPTALÍ RAMÍREZ AMAYA

Escribe:Blasco Bazán Vera

Nació en Paiján, Provincia de Ascope, Región La Libertad, el año 1921. Fueron sus padres don Marcelino Ramírez Guzmán y Jesús Amaya Flores. Sus estudios primarios los inició y los culminó en el glorioso Centro Viejo “Pedro M. Ureña” de Trujilo.

La secundaria la realizó en el Colegio Seminario “San Carlos y San Marcelo” y los universitarios los cursó entre Trujillo y Lima. En Trujillo estudió en la facultad de letras donde sus poemas eran leídos por sus amigos en sendas reuniones sociales y amicales.

En Lima prosiguió sus estudios de Educación en la especialidad de Castellano y Literatura en la Universidad Nacional de San Marcos. Ya recibido como maestro ejerció en el Colegio Salesiano de Lima. Luego es nombrado a ejercer la docencia en la ciudad de Arequipa donde enseñó en el Colegio Centenario “San Luis Gonzaga” de Chuquibamba, capital de Condesuyos donde recreó en diversas actividades literarias a la multitud a través de sus poemas.

Luego a su solicitud se trasladó a Huanuco donde su calidad humana le hizo fundar el Colegio “Huamalíes”. Ese periplo magisterial le hizo recorrer los ríos Marañón y Huallaga y de hecho contactarse con la sabia naturaleza.

Trasladado a Chimbote fue nombrado en la Gran Unidad “San Pedro” de esa ciudad donde, por su capacidad se le pidió ser organizador y luego Director de la prestigiosa Normal “Indoamérica” de Chimbote.

Gran amigo del Dr. Sixto Alarcón Sánchez quien trajo de Chimbote a Trujillo a Neptalí a trabajar en colegio “San Juan” donde se jubiló después de 31 años de servicios.

Ha escrito seis poemarios: “Al borde del crepúsculo”, “Inflorescencia de mi espíritu", “Claridades y sombras”, “Dolor y Optimismo”, “Luz en la penumbra del amanecer”, y “Anhelos y dolor en la lucha”.
“Al Borde del Crepúsculo” es un poemario donde Amaya con suave ternura y mucha sutileza, con maestría diremos, nos va atrapando con sus cantos producto de una extrema sensibilidad y belleza tan necesarias en la poesía. Son 60 poemas y cada uno de ellos demuestra la reciedumbre con que han sido elaborados.

“Inflorescencia de mi espíritu” no es sino el fiel reflejo de su existencia, de su transitar por las ciudades, de captar en cada una ellas la sonrisa de un niño o el llanto del desposeído. De protestar contra el castigo abusivo o de sublimarse ante una contrita oración a Dios.

“Claridades y sombras”, es el nombre ambivalente que le ha puesto a este su poemario que no es sino un canto a las certezas y no tantas que damos en el trajinar de la vida. Muchas veces decimos, una son de cal otras de arena; la diferencia estiva en que cada poema que trae este libro es un canto a las muchas alegrías que conquistamos en la vida o las muchas tristezas que a veces nos flagela.

“Dolor y Optimismo”, comentamos que el dolor, dentro de la poesía, no constituye un decadentismo artístico ni menos literario. El poeta asume este nombre para decirnos que éste es el trampolín al éxito, al optimismo. Una vez más nuestro poeta Neptalí Ramírez Amaya hace una jugada de pared entre ambos términos y en refinada expresión artística no arma una polémica sino una sutil diagramación de sus sentimientos.

“Luz en la Penumbra del amanecer”, Neptalí Ramírez Amaya, fiel a su forma de ser y hacer poesía, nos sorprende ahora con un nuevo poemario donde a la realidad natural que rodea su inspiración, le agrega la realidad cósmica, convirtiendo su creación en un bello arte colmado de equilibrio y sensatez pues no está ausente el contenido moralizante ni tampoco la conseja.

“Anhelos y dolor en la lucha”, es un homenaje a las luchas que el hombre emprende con el fin de edificar una sociedad justa y verdadera; donde el hambre y la explotación sean cosas del pasado, aplastados por la indómita fuerza de la moral y la imparcialidad. Con gran certeza fustiga al político acomodaticio, implacable señala que la patria tiene como destino el triunfar y a la bandera peruana la barniza con el sabor de una hostia santa.

¡Cuanta fuerza contiene este poemario! ¡Es un tomo de pureza que azota fieramente las flaquezas humanas!

Neptalí Ramírez Amaya, con sus largos años, sigue dándole a la poesía, allá, en su balneario de Buenos Aires, Trujillo, donde actualmente reside.

domingo, 22 de abril de 2007

HORACIO ALVA HERRERA

Escribe: Blasco Bazán Vera
Horacio Alfonso Alva Herrera, nació en Pacasmayo el 18 de noviembre de 1918. Hijo de Horacio Alva Tirado y Regina Herrera Flores. La vida de Alva estuvo matizada de acciones heroicas en su juventud y más aún en su adultez. Desempeñó el cargo de Jefe de Registros Públicos de La Libertad.

Hablar con Horacio Alva era parlar con la sencillez. Su presencia irradiaba bondad y dureza, binomio suficiente para hacerse una idea de la ínclita personalidad de Alva que hacen imaginarse un hombre legendario. Quienes lo conocimos resaltamos su afición a las letras a las cultivó hasta su muerte.

Su pluma se caracteriza por el infinito amor a la naturaleza: Pájaros, árboles y mar. Mar, que otros lo toman como motivo decorativo para escenas bucaneras. Alva lo transforma en canto de inmensa pureza evocando a la gaviota, a las arenas, las playas, los peces, la pesca, el azul-verdoso de su profundidad.

Al mar lo convierte en belleza y a sus olas tiende la atarraya del amor. Su viva inteligencia le hizo escalar puestos que los desempeñó con mucha perseverancia y tesón. Se graduó de Abogado en los Tribunales de Justicia el 3 de noviembre de 1943. En 1955 Secretario General del Honorable Concejo Provincial de Trujillo, aparte que desde 1944 vino desarrollando el cargo de Catedrático Titular Principal de los cursos de “Literatura Peruana” y “Literatura Americana” en la Universidad Nacional de Trujillo hasta el año 1972 en que cesa por propia voluntad.

En honor a su carrera docente, el Concejo Universitario Bolivariano de la UNT el año de 1972 le otorgó el título de Profesor Emérito.

Horacio Alva Herrera, no sólo se dedicó a la docencia sino también al periodismo donde tuvo una muy amena columna semanal en el diario “La Industria” de Trujillo, escribiendo sobre temas esotéricos, literarios (crítica), satíricos y otros... su sátira se destaca por ser punzante y amena.

Su escribir es sencillo y fuerte. En sus versos no hay resignación ni decadencia de espíritu... no hay nostalgia infame. Hay decisión y valentía. Sus ilusiones las lanza a Dios y las matiza con viento, arpones, algas, barcas y naufragios. Alva, representa pues al poeta que canta al mar. A ese mar ancho pero no ajeno a quien le restituye belleza y resplandor a través de sensibilidad y amor a todo lo marino; es decir, lo absoluto, para él es el MAR. El es su centro y su interés, digamos es su amigo mudo y misterioso e inmenso en quien deposita sus cuitas, esperanzas y emociones.

Se inició como masón el 25 de mayo de 1961 y en carrera verdaderamente meteórica llegó a ser Vice-Gran Maestre de la Logia Masónica del Perú. Esto haría que su espíritu se enfrasque en una misión compleja y elevada convirtiendo su poesía en cantos más tiernos y hermanales tratando de edificar su templo con ladrillos de sabiduría y virtud.

Profesor de Historia en varios planteles de Trujillo, nacionales y particulares desde 1942 a 1962. Director de la Revista Oficial de la Universidad de Trujillo durante muchos años. Descolla en la novela y en el cuento. Poeta a carta cabal. Sus obras las ha publicado en un lapso de 30 años de intensa labor literaria. Fino conferenciante. Ha sostenido ciclos de conferencias y jornadas culturales en diversos puntos del país.
Ha participado en varios certámenes literarios como el de la ciudad de Arequipa donde se llevó el Primer Festival de Poesía Peruana el año 1963 representando al Nor-Peruano y de igual forma en el segundo Festival organizado en esta misma ciudad el año 1967. Más antes lo hizo en Piura, el año 1958 durante la Tercera Jornada Artística e Intelectual del Norte.

Su vida, como decimos, fue de un amplio crear y triunfar. Los premios que le brinda el “mundo profano”, con él decía, los recibe cuando ocupa los primeros puestos de novela, poesía épica y dramática durante los Juegos Florales Universitarios de Trujillo el año de 1940. Vuelve a triunfar el año de 1941 cuando ocupa el Primer Puesto de Poesía Dramática en Concurso Universitario. Primeros puestos en Cuento y Poesía Lírica, durante el Concurso Nor-Peruano, auspiciado por la Asociación Cultural de Piura el año 1957. Aquí también ocupa el segundo puesto en Ensayo. Primeros premios en Novela y Cuento en el Concurso Nor-Peruano auspiciado por el Concejo Provincial de Trujillo el año 1949, Segundo puesto en Cuento Infantil, en el Concurso Nacional Diario “El Comercio” de Lima.

Esta es la figura de Horacio Alva Herrera. Hombre de temple y decisión. Siguió vertiendo con neta limpidez, temas literarios que nos muestran la claridad y belleza con que están gestados. Murió en Trujillo el 27 de diciembre de 1988.Ha escrito:“Ritmos indoamericanos”, “La epopeya de Trujillo”, “Sonetario trujillano”,“Cantos de mar y soledad”, “Crepúsculos”, “Cuando el agua venga”, “Visión e interpretación sintética de nuestra poesía”, “Posibilidades literarias de nuestra costa”, “Poesía del mar en el Perú”, “Sentido de lo picaresco en la obra de Cervantes”, “Poesía pura y poesía social”, “Proceso de la literatura costanera en el Perú”, “Amarilis”, “El silulo del abuelo”, “El chinchorro” y finalmente, el titulado: “Poemas”.

miércoles, 18 de abril de 2007

FRANCISCO SANDOVAL BUSTAMANTE

Escribe: Blasco Bazán Vera.
Francisco Arturo Sandoval Bustamante, nació en Ascope el 29 de enero de 1900. Hijo de Álvaro Gabino Sandoval con Manuela Bustamante Castañeda. Cuando joven se le llamo Frank, su apellido es Sandoval, con la letra S más luego cambia ésta por la letra X y termina por conocérsele como Xandóval. Sus primeros años los vivió en casa que sus tíos tenían en la esquina de la calle Orbegoso, frente a la plazuela, Santa Ana de Trujillo. Con motivo de muerte de su hermana María Rosa, se trasladó a vivir en el segundo piso de la calle San Martín, adyacente a la actual Iglesia Santa Rosa. Cerca de él vivía Juan Espejo Asturrizaga con su hermana Rosina Espejo quien más tarde sería la esposa de Xandóval.

Sandoval fue otro componente del “Grupo Norte” y así como otros, llegado de su Ascope natal a Trujillo, a partir de 1915 él con otros intelectuales empiezan a reunirse en la “gorzoniere” de José Eulogio Garrido y hacerse notar en el plácido y quieto ambiente de Trujillo con su alboroto, sus fiestas campestres y los recitados en sus ágapes. Francisco Sandoval en aquella época era estudiante de colegio, pero el unirse al Grupo Trujillo, le valió ser fundador, el 23 de julio de 1917, de los SÁBADOS LITERARIOS que comenzó a editarse en el diario “La Reforma”, donde también colaboran Carmen Rosa Rivadeneyra, Felipe Alva, Federico Esquerre.

Orrego, nos da más luces sobre la aparición en el escenario literario, de Sandoval, cuando narra la aparición del núcleo inicial del “Grupo Trujillo”, “Bohemia” o “Norte” al decirnos: “Poco después, el núcleo se seleccionó y se amplió. Se incorporaron sucesivamente, en diversas etapas, César Vallejo, Alcides Spelucín, Macedonio de la Torre, José Eulogio Garrido, Víctor Raúl Haya de la Torre, Federico Esquerre, el poeta Oscar Imaña, Domingo Parra del Riego, Carlos Valderrama, Alfredo Rebaza, Juan Espejo Asturrizaga, el músico Daniel Hoyle, mucho mayor que nosotros, Francisco Sandoval...” .

Los escritos de Sandoval despertaron la admiración de sus amigos. Vallejo comentó al respecto: “Los versos de Xandóval son siempre patéticos y estremecidos, como cosa que se ama y se sufre”.

El año de 1922, Xandóval, residía en la calle Acequia Alta Nº 245 de Lima donde también vivían Crisólogo Quezada Campos y César Vallejo Mendoza. A esta casa se le “bautizó” como el “Consulado de Trujillo” pues se convirtió en sitio obligado de reuniones, especialmente por las noches como nos lo dice Juan Espejo: “En ella eran contertulios constantes, especialmente en las noches, Juan José Lora, Manuel Vásquez Díaz, Alfonso Sánchez Urteaga (Camilo Blas), Carlos Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre, Víctor Raúl Haya de la Torre y su hermano Cucho y Carlos Manuel Cox, entre los viejos amigos de Trujillo...”.

Como puede observarse, la amistad intelectual que gozó Xandóval, paulatinamente le fueron incitando a escribir sus bellos libros “Canciones de Maya” (1941), el “Libro de las Paráfrasis” (1967), “Yana-Huáccar”. Este último lo terminó de escribir en 1944 y trata sobre la vida del milagroso clérigo Antonio de Saavedra y Leyva.
Su amistad con Vallejo le permitieron congraciarse algunas burlas de parte de ambos, a las que se unió Crisólogo Quezada Campos de quien Orrego admiraba su risa socarrona. Recordada es la broma que ambos jugaron a Vallejo cuando éste ya había entregado su obra (más luego llamada “Trilce”) a los talleres de impresión. Vallejo todavía no había determinado qué nombre llevaría el libro al que había titulado “Cráneos de Bronce” y así lo mandó imprimir. Pero Vallejo añoraba que se llamase con su propio nombre. Esta la disyuntiva lo confundía entre llamarle “Vallejito” diminutivo de Vallejo, que no le gustaba; o “Valle”, “Vallecito o “Vallón”, pero parece que a Vallejo, no se le cocinaba la final determinación. Entonces definió que su libro se llame “César Perú” y así comenzó a imprimirse. Crisólogo Quezada y Francisco Xandóval, compañeros de domicilio de César, le iniciaron, como narra Juan Espejo Asturrizaga, “una sorda campaña de bromas y burlas por este inesperado cambio de nombre y le recordaban que estaba imitando a D’Annunzio, Anatole France y otros. La campaña fue subiendo de tono sobre todo en el lenguaje duro y enérgico de Crisólogo que no despreciaba ocasión para zaherirlo. CesarVallejo, rindiéndose a las razones de lo ridículo del caso, decidió que su libro llevaría su propio nombre y Comisionó a Xandóval, quien corregía las pruebas, para hacer la sustitución respectiva...”

Xandóval, llamado “El Moro”, regresó dando a conocer que ya las primeras carillas del libro estaban impresas y que para cambiarlas o rehacerlas se necesitaban tres libras de pago adicional. Esto mortificó a Vallejo quien insistentemente comenzó a repetir las palabras “tres” pronunciando, tres, triss, triess, tril, trilss ¿trilce?, bueno dijo Vallejo el libro no llevaría mi nombre pero se llamará “TRILCE”, y así, nació Trilce.
Xandóval en Trujillo incursionó duro y parejo en el periodismo en calidad de miembro de la redacción del flamante diario “EL NORTE” cuyo primer número salió a luz el 1ro. de febrero de 1923. La redacción la compartió Xandóval al lado de Federico Esquerre, Juan Espejo Asturrizaga, Carlos Manuel Cox y Jorge Eugenio Castañeda Peralta.

Ha publicado los poemarios “El Libro de las Paráfrasis”, “Canciones de Maya , “Retornos” y la novela “Yana Huaccar”. “El Libro de las Paráfrasis”, que es un arreglo de poesías asiáticas, vertidas al frances, se imprimió por dos veces en 1967 y 1995 contando siempre con el decidido empuje de Teodoro Rivero Ayllón, depositario de las obras e intimidades de Xandóval.

Su “Canciones de Maya” (1941) fue comentado profusamente por la intelectualidad de América. Gabriela Mistral, Juana de Ibarburo, Álvaro Figueredo, Leopoldo Marechal, Carlos Alberto Fonseca: de Chile, Uruguay, Argentina y Perú, también comentaron elogiosamente la aparición de este libro.

Francisco Xandóval Bustamante falleció el 26 de noviembre de 1960 en la calle Colón número 925, Trujillo, donde residía.

domingo, 15 de abril de 2007

PARA CESAR VALLEJO, EN EL ANIVERSARIO DE SU MUERTE

Escribe: Blasco Bazán Vera, Miembro del Instituto de Estudios Vallejianos

Trujillo-Perú

Cuando Vallejo, la tarde del 23 de junio de 1923, pasajero de tercera, se ausentaba del Perú, ni él, ni nosotros imaginábamos que lo veríamos más.

El pantalón gris y el saco azul que vestía, eran sacudidos por el viento marino, arrugándolos como arrugado y taciturno iba su cuerpo magro, pero desafiante y paladino.

En el Perú quedaban los bellos y también, tristes recuerdos. Trabajó, para sustentarse, bajo la férula del amo de la hacienda Roma. Las aulas de su Centro Viejo, del San Juan y las de la bolivariana Universidad de Trujillo, lloraron aquel día; lo mismo hicieron las paredes de su pensión de la calle Los Huérfanos de Lima donde se desnutría a causa de la mísera alimentación que le daban.

No supieron de su viaje ni Abraham Valdelomar ni Alberto Ureta; menos Alberto Hidalgo y Alberto Guillén ni tampoco el chiclayano Juan José Lora y muchos amigos más. Vallejo partió en silencio sin más compañeros que su soledad y su suerte.

Esa ausencia sería compartida por los diarios y revistas limeñas: “El Comercio”, “La Prensa”, “La Crónica”, “Mundial” y “Variedades” de Clemente Palma a quien Vallejo, su desliz, lo convirtió en triunfo al hacerlo luego, efusivo amigo.

Partió Vallejo llevándose en su retina la imagen de José Santos Chocano y zumbando en sus oídos la contundentes sentencias de Manuel González Prada sin olvidar las señeras palabras de Antenor Orrego quien lo acogió en el “Grupo Norte” y le insufló el hálito de la victoria.

Se fue Vallejo con el corazón hechos pedazos recordando aquella noche en que llegó a Santiago de Chuco. Tocó la puerta de casa, y nadie respondió a su llamado. Su madre había muerto. La familia, dispersa; y, en esa tristeza, escribir que siente “ganas lindas de almorzar, de saborear y beber las aguas de tierra natal”.

Atrás quedaba el bochinche que hasta ahora no termina y que lo enclaustró largos días en la cárcel de Trujillo. Así, como quien nadie es profeta en su tierra, apaleado en los huesos y envilecido su espíritu, el barco “Orita” partió del Callao balanceando sus maderos llevando en él la figura universal de nuestro César Abrahám Vallejo Mendoza quien trataba de enriquecer su voluntad con las palabras de Nietzsche: “Lo que no me mata, me hace fuerte”.

Después de 21 días llegó a Francia quedándose deslumbrado por las cosas bellas que veía; repitiendo afanoso el poema “Las Flores del mal” de Charles Baudelaire. Lo decía en castellano porque de francés no sabía nada. Así, entre eufórico y pasmado se alojó en el Hotel des Ecoles, en el Cartier Latin.

Desde que llegó a Francia, en julio de 1923, supo adaptarse a las circunstancias y como un signado hombre, doblegó con sus versos la ternura de una mujer como la que encontró una media noche y le recitó al oído: “Mer crees amis: quand je mourrai, plantez un soul au cimetier (Queridos amigos: Cuando muera, plantad un ciprés sobre mi tumba). En París acrecentó su amistad con Macedonio de la Torre, Alfonso de Silva, Pablo Abril de Vivero, Mariano H.Cornejo y los hermanos Gonzalo, Ernesto y Carlos More.

Vallejo, como dice Armando Bazán, “tenía la timidez del indio en ciertos casos exhibía también la audacia, el ímpetu del español cuando entreveía la posibilidad de de un éxito, principalmente al tratarse de contrario sexo”, usó este atributo cuando en 1925 conoció a una muchachita llamada Hirondelle (Golondrina, en castellano), de quien queda prendado y convertirse en el hombre más feliz de la tierra., escribiendo luego: “Hallazgo de mi vida: Señores, hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida. ¡Señores! Ruego a ustedes dejarme libre un momento para saborear esta emoción formidable, espontánea y reciente de la vida que hoy, por primera vez, me extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas…”.

Hirondelle, la niña virginal y joven, la de los rubios cabellos. Acompaña a nuestro vate por las mejores plazas, sabrosas heladerías y casas de amigos. Hirondelle es la hembra que Vallejo buscaba y que temía pederla por la diferencia de años. La dulce voz de la niña rubia era un timbre de dulce alarma para las fibras del santiaguino que presto lamía la manita escurridiza de la francesita y lo volvía a la realidad al verla a su lado.

Armando Bazán, sobre un paseo que tuvo Vallejo con Hirondelle ,nos dice: “…Hirondelle tiene sobre su falda color lacre el saco de franela azul oscuro y el sombrero “sarita”, que sigue siendo la debilidad del poeta. A Hirondelle le gusta ver ese rostro, que es la antítesis del suyo, con la cabellera lacia al viento. “Muy bien ¡muy bien señor, rema usted como un deportista…¿Cómo aseguraba que no sabía remar?”. Mientras la transpiración le aflora a la frente, Vallejo no hace más que sonreir ampliamente, separando los carnosos labios y luciendo la refrescante blancura de su dientes fuertes”.

Esta bella niña, contra el pedido de sus padres entregó su amor a Vallejo. Se impuso sobre amargas palabras que quisieron apartarle de aquel. Ni el cambio de domicilio ni menos el confinamiento pudieron apartar de su corazón la presencia categórica del Vallejo de toda su vida. Las cartas juveniles que le escribió fueron el tierno riego hacia aquellas almas nacidas para amarse. Ella, le brindo su categoría social; él, le correspondió con su finísima personalidad y la rodeo de amigos como Juan Larrea, Pablo y Xavier Abril, los hermanos More, Julio Gálvez Orrego, Raúl de Vernuil, René Mossisson de sentida calidad humana.

Hirondelle, deja de llamarse tal para llamarse, a los 18 años de edad en que se casa con Vallejo: La señora Georgette de Vallejo. Sus bellos ojos verdes podían por fin contemplar indefinidamente el rostro cetrino y acerado del hombre que amaba. Viven en pleno centro de París para luego viajar a Moscú donde contemplan la muralla del Kremlin y la catedral de San Basilio. Regresan y vuelven para luego ya no ser aceptado, Vallejo, en Francia, por la vida revolucionaria que llevaba. Vive clandestinamente en París hasta que el gobierno le devolvió la residencia.

Cincela nuevas obras como “Los hermanos Colocho”, escribe “La piedra cansada” y pulimenta “Poemas Humanos” y “España aparta de mi este cáliz”. El 13 de marzo de 1938 dice que se va a “acostarse un momento a descansar”. Al día siguiente permanece en el lecho. Lo visitan los médicos y afirman que le pasará nada, porque “nunca se ha visto morir a un hombre que sólo está cansado”. La fiebre llega a 40º.Ya en la clínica “Villa Arago” donde lo han llevado, hay desconcierto. Así llega 11 de abril en que entra en coma para que el 15 de abril, Jueves Santo, como su poema lo había anunciado, expiró; sin poder escuchar aquello de: “No nos dejes, valor, vuelve a la vida” que le decían sollozantes su dulce Hirondelle o Georgette de Vallejo, Juan Larrea, Gonzalo More, Toto Mould Távara y el escultor chileno Cuto Oyarzum con su esposa.

El Instituto de estudios Vallejianos que preside el escritor, Dr. Adolfo Alva Lescano, ha recordado a Vallejo, en la más altruista dimensión que nuestro vate se merece. Paz en su tumba.

ALGO MAS SOBRE VALLEJO

Escribe: Blasco Bazán Vera




En la búsqueda de datos sobre la Literatura de nuestra Región, La Libertad, voy acumulando algunos que acrecientan la riqueza cultural que deseamos seguir dando a conocer. El presente, es algo más sobre César Vallejo, de quien se seguirá hablando siempre, algunos, repetirán lo ya dicho, otros, recrearán lo ya escrito y otros difundirán temas poco difundidos que al presentarlos tomarán la forma de algo casi inédito como el que paso a tratar.


Se trata de Alejandra Pizarro y su mensaje sobre Vallejo que ella misma escribiera el año de 1922. La citada mujer fue una acuciosa y distinguida dama de aquellos años. Limeña, fina periodista, que realizó una entrevista a Vallejo a propósito de la salida de su segundo libro.


Observamos que la periodista en su travesía común de trabajo no hace sino culminar una búsqueda incesante que hizo sobre Vallejo que al conocerlo y tenerlo frente, dice de él: “Tenía un rostro noble, la boca firma, la nariz grande, los ojos profundos y vulnerables. Su ropa modesta pero limpia, su piel mestiza, su silencio, le daban un aspecto de caballero provinciano… había algo de animal herido en su expresión. Parecía sentir los dolores y las alegrías de su vida con más intensidad que el resto de los mortales”.


En 1922, Vallejo trabajaba como profesor del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, de Lima; y su primer libro “Los Heraldos Negros” también fue saludado con unas líneas que la Pizarro le dedicó en una revista limeña, despertado por el interés que tuvo por entrevistar a Vallejo cosa que lo consiguió y, abundando en recuerdos, describe al poeta como “Un hombre débil, sensible y sin embargo dotado de una irresistible furia creadora, el saco oscuro que llevaba el vate, la corbata, el pañuelo en el bolsillo, la sencilla y conmovedora distinción natural fueron para mi recuerdos inolvidables” y, no contenta de su feliz hallazgo, relata que ya antes le había seguido por varias cuadras para luego perderlo de vista sin borrar de su recuerdo la vez primera que lo vio caminando en dirección contraria por la antigua calle limeña “Las divorciadas”. A la Pizarro le animaba nada más que, como ella lo indica, compartir la vida de Vallejo, así como ésta le había hecho compartir su poesía.


El día de la entrevista, Vallejo, la recibió en la salita de su casa y su sonrisa demostraba lo poco animado que estaba para responder preguntas; pero, en ningún momento abandonó su lúcida atención. Terminada la tarea y guardada la libreta de apuntes, la Pizarro se levantó para disponerse a partir y miró de frente al poeta y le dijo: “quisiera agradecerle, señor; -¿Agradecerme?, preguntó Vallejo; -Es una cosa mía, respondió Alejandra. Siempre leo sus poemas. Me ayudan a apreciar muchas cosas. Quisiera agradecerle por haberlos escrito, y se despidió”.


Así nació una amistad más para Alejandra Pizarro quien volvió a encontrar meses después al poeta cuando éste salía de una librería de la calle Azángaro de Lima. Ambos se juntaron y caminaron rumbo al Colegio Guadalupe donde lo trató con más intimidad conversaron sobre muchos temas y disfrutaron en una confitería que quedaba muy cerca del colegio.


Así, labrada la amistad entre el poeta y la periodista Alejandra Pizarro, ésta fue conociendo algunas cosas más de la vida de Vallejo, de su familia del norte, de los pocos amigos que tenía en Lima, de su entrega a la poesía y no contenta con ello; al saber que el poeta se embarcaba hacia Europa a pesar del crudo invierno de 1923, fue hacia el Callao para contemplar la silueta del santiaguino, escoltada por la de otros dos hombres que habían ido para despedirlo. Sigilosa se acercó hacia él y casi sin conversar estampó un cálido pero trémulo beso en la mejilla de Vallejo.


Pasaron los años. El Perú fue sacudido por múltiples hechos políticos y sociales. Alejandra, supo sólo noticias breves y patéticas de Vallejo como que su pobreza y su hambre eran iguales a las de muchos compatriotas exiliados en aquellos años.


Muerto el vate en 1938, muchos años después, fueron llegando al Perú el resto de poemas. Venían de todo calibre: Apasionados, de amor, de dolor, de esperanzas, de calidad humanas. España y América reconocieron el talento de Vallejo. Aparecieron innumerables ediciones de sus obras, libros de crítica, biografías, homenajes y recitales. Fotografías a cual más, traducción de poemas en diversos idiomas y Vallejo, que había tenido una manera de ser tan callada, se convirtió en el peruano más sonoro y universal de la Literatura.


Alejandra Pizarro, personaje de este escrito, se sabe que años después, viajó a París y se dirigió al cementerio de Montparnasse, otra vez, en busca de Vallejo. Cuando lo encontró, viniéronle los recuerdos, y ya, frente al sepulcro del poeta, pensó que talvez le hubiera gustado saber que sus poemas se habían convertido en patrimonio del Perú y de la cultura general… -“Me hubiera gustado conocerte más”, murmuró sobre la tumba del vate a la vez que dulce y tiernamente soltaba uno a uno los pétalos de una flor sobre la piedra con su nombre a la vez le agradecía, una vez más, los maravillosos versos que escribió para nuestra patria. Suavemente se inclinó para besar las frías piedras que cubrían los huesos del César Abraham y raudamente volvió a la ciudad.


Alejandra Pizarro, ya ha muerto, pero allá, en el cielo, seguirá saboreando el placer de haber sido amiga del poeta César Abraham Vallejo Mendoza, de haberlo leído, sentido y tratado intensamente, es decir, bello privilegio para una bella dama que seguirá admirando, más allá de la muerte, la calidad humana de nuestro vate universal.