martes, 30 de octubre de 2007

El Poema Oculto de Cesar Vallejo

Escribe:Blasco Bazán Vera

El estudioso Hugo Arias Hidalgo acaba de descubrir un poema jamás inserto en libro alguno que hable sobre César Vallejo. Sin duda alguna, este descubrimiento enriquece todo lo que se diga y se siga diciendo y escribiendo sobre nuestro vate universal.

Al Instituto de Estudios Vallejianos de Trujillo que preside y dirige el Dr. Adolfo Alva Lescano, nos ha llenado de profunda satisfacción este descubrimiento que alimenta gratamente al mundo intelectual porque se trata de un poema, mejor dicho, del primer poema escrito por el vate santiaguino.

Grande fue la sorpresa de Arias Hidalgo quien estando por Cerro de Pasco, el año 2003, recolectando datos para un trabajo académico en el “Minero Ilustrado”, se topó con un poema que lo deslumbró al comprobar luego que se trataba del primer poema dado a luz pública perteneciente a César Vallejo.

El poema que lleva por título “SONETO” apareció el 6 de diciembre de 1911 en el Nº 782 del vocero “El Minero Ilustrado” de Cerro de Pasco. Vallejo había llegado a esa ciudad andina en mayo de 1911 acosado por múltiples urgencias económicas, que logran, en parte, ser aliviadas al desempeñar como preceptor de los hijos de Domingo Sotil miembro de la alta sociedad cerreña.

Pero, este poema habría pasado desapercibido si es que no se hubiera contado con la disponibilidad de la Universidad Ricardo Palma que rectora el estudioso Iván Rodríguez Chávez, al publicarlo sin retardo alguno acompañado de una deslumbrante nota apreciativa del prominente vallejista, Dr. Edmundo Bendezú Aibar.

Hoy damos a conocer esta pieza literaria resaltando una vez la brillante inteligencia de Vallejo quien siempre estuvo dispuesto a emprender grandes obras como lo hacen los grandes genios. Sorprendámonos al notar que Vallejo contando, solamente con 19 años de edad, había ingresado a escudriñar los campos del soneto cultivados y apropiados solamente por la calidad literaria del español Marqués de Santillana y en el Perú por Martín Adán.

Para Vallejo, introducirse en los predios del soneto no fue una temeridad sino una valentía. Él, sabía que era inteligente. Ya antes, en Trujillo, había deslumbrado a sus amigos, memorizando y recitando un poema que Oscar Imaña Sánchez le leyó y que luego no pudo acordarse cuando quiso recitarlo ante el inaugural Grupo Norte reunido en el atelier de Macedonio de La Torre; o, no permitiendo que sus condiscípulos sean recesados en la asignatura de Química en la Universidad trujillana al prepararlos debidamente contra el tiempo que los ganaba; o, también observando que César Vallejo era el estudiante universitario poseedor de las más altas notas en aprovechamiento.

Este poema primigenio descubierto por Hugo Arias Hidalgo al que Vallejo conscientemente le puso como título “SONETO”, dice así:

El día toca a su fin. De la cumbre
de un enorme risco baja el rebaño
pastor garrido, que con pesadumbre
toca en su quena un yaraví de antaño.

El sol que lento cae, con su lumbre
dá un tinte de misterio y de tristeza
á un campo de solemne soledumbre.
La aura pasa suave. La noche empieza.

La choza pastoral está á la orilla
de un río de corriente silenciosa;
hila en la puerta una india candorosa.
………………………………………
Después los labradores en cuadrilla
rendidos se recogen a la choza
………………………………………
Dá las seis el reloj de una capilla……

Parodiando las mismas palabras de su autor, diremos que, sobre César Abraham Vallejo Mendoza, hay, hermanos, todavía, muchísimo que decir.

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